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Las mentiras de las multinacionales del sector minero

Tres razones para entender el contexto del sector extractivo:

(1) La minería a cielo abierto es una actividad sostenible y respetuosa con el ser humano y el entorno natural. FALSO. De hecho, la megaminería metálica es la mayor productora de residuos a nivel mundial. Como media, es necesario procesar unas 79 toneladas de material para producir una onza de oro (la onza troy, que se emplea como medida de referencia, equivale aproximadamente a 31 gramos). En países como Canadá y Estados Unidos, este tipo de minería produce, respectivamente, sesenta veces más desechos que todas las ciudades e industrias de ambos países juntas.

Medio minero totalmente contaminado
Las minas a cielo abierto destruyen, fragmentan y alteran la naturaleza original del terreno, provocando procesos de erosión acelerada y afectando gravemente a la biodiversidad de la zona. Habitualmente, además, afectan a cursos de agua y alteran un hábitat natural que jamás volverá a recuperarse, pues los procesos de remediación post mina que la industria contempla son insuficientes, debido a que una restauración en condiciones haría imposible le rentabilidad del proyecto. Estas empresas necesitan contaminar para ser rentables para sus accionistas y multimillonarias cúpulas directivas.

Uso coditiano de explosivos a cielo abierto
(2) La minería a cielo abierto es segura. FALSO, y nada más lejos de la realidad, como así lo atestigua la interminable lista de accidentes que han sucedido a nivel internacional (más de 30 en las últimas décadas).

Citamos sólo algunos:

-Mina de oro de Summitville (Colorado, USA), propiedad de Galactic Resources Ltd. y explotada de 1986 a 1992. Graves problemas de contaminación a lo largo del cauce del río Alamosa.

-Mina de oro Zortman-Landusky (Montana, USA), propiedad de Pegasus Corporation y abierta en 1979. Varias fugas de cianuro durante su vida de operación provocaron una seria contaminación del acuífero, afectando gravemente a la biodiversidad de la zona.

-Mina Gold Quarry (Nevada, USA). Desastre ecológico en 1997, tras un vertido de más de 900.000 metros cúbicos de agua cianurada en dos arroyos locales.

-Mina de Oro de Echo Bay (Nevada, USA). Ocho fugas consecutivas provocaron el vertido de 450 kilos de cianuro de sodio al medio ambiente.

-Mina Homestake (Dakota del Sur, USA). Derrame de más de seis toneladas de desechos tóxicos de cianuro al arroyo Whitewood Creek, afectando a las poblaciones cercanas.

-Mina Kumtor (Kirguistán). Un camión en tareas de transporte de cianuro de camino a la mina sufre un accidente vertiendo 1762 kilos de este potente tóxico en las aguas superficiales de la zona.

-Mina de oro de Omay (Guyana). Las consecuencias fueron desastrosas para la zona y su población. Vertido de 32 millones de metros cúbicos de agua cianurada en el río Essequibo tras la rotura de un dique de contención. Ha sido considerado como el mayor desastre ecológico provocado por la megaminería del oro.

Hechos como estos han llevado a que diferentes regiones de Estados Unidos, Canadá y Australia, y países como Alemania y República Checa hayan prohibido la minería a cielo abierto en sus territorios.

La minería es una fuente de empleo inestable y no una garantía social
(3) Las minas de oro a cielo abierto son una garantía social y económica para las regiones porque son fuente de empleo. FALSO. Ocasionalmente son fuente de empleo, pero a un costo social y ambiental demasiado elevado. Este tipo de minería divide a las poblaciones donde se instalan y se prometen cifras de empleo estable que no se corresponden con la realidad, debido a la temporalidad de muchas tareas y a la falta de cualificación profesional de los habitantes de la zona.

Lo más importante y que a veces no se considera es que este tipo de empleos tienen la misma fecha de caducidad de la propia mina, que rara vez excede una década. Las empresas se van aumentando su cuenta de beneficios y las comarcas han de coexistir en el futuro con un entorno que jamás podrá volver a utilizarse en labores tradicionales, con la contaminación del aire, tierras y suelos y con sus propios problemas de salud derivados de la actividad minera. La orientación  al turismo queda así imposibilitada y el futuro de la zona hipotecado para las siguientes generaciones, favoreciendo el desarraigo.

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